Para, y vive el momento!

Desde que nos levantamos estamos pendientes del reloj. Comemos con prisas, vamos a reuniones a toda prisa, descansamos rápido y mal, termina el día, vamos a dormir y volvemos a lo mismo.

¿Has oído alguna vez que este estilo de vida te causa una presión y malestar? Quizás es porque eres esclavo del tiempo y todo gira en torno a eso. Pues un consejo, para 2 minutos y lee este artículo.

A la velocidad que avanza el mundo, las tecnologías y la sociedad nos es imposible disfrutar de las pequeñas cosas de nuestro día a día, de la comida, del tiempo libre, del descanso … Esto se debe a una filosofía de inmediatez y productividad en la que las sociedades occidentales nos vemos vertidas.

Pero hay que acabar con este pensamiento. Más horas trabajadas no significa más productividad; más rápido no significa mejor; y más volumen en menos tiempo no significa rendimiento.

Para. Olvida el reloj un momento. Planifica. Pon acción. Disfruta.

Esto es lo que defiende la filosofía Slow Life. Por culpa de la velocidad a la que vivimos no disfrutamos de lo que tenemos ni hacemos. Debemos procurar generar espacios y momentos donde podamos desconectar, reflexionar y poder disfrutar del tiempo.

Esta filosofía surge a través de lo que se conoce como Slow Food, en contra de la cultura de las multinacionales de comida rápida, y promueve la comida tradicional, la cocina lenta, incluido disfrutar de compañía durante las comidas, alejados de tecnologías, dispositivos y distracciones

Hoy en día el Slow Life llega a todas las vertientes humanas, desde el Slow Tech (que defiende que debemos dejar de ser dominados por la tecnología y utilizarla y aprovecharla sólo cuando sea necesario) hasta el Slow Fashion (que promueve un movimiento de moda sostenible y escoger productos artesanales de proximidad).

Te proponemos una reflexión:

¿Controlas la velocidad a la que vives? ¿Buscas momentos para respirar y desconectar? ¿Inviertes más de 30 minutos en comer? ¿Delegas trabajos menos importantes? ¿Cancelas planes si tu estabilidad emocional está en riesgo?

Si la mayoría de respuestas es NO, vives una Fast-Life y el cuerpo te pide que le des margen. ¿Convencido? Pues ponlo en práctica:

  1. Respira: cuando sientas ansiedad, respira profundamente, tiene un efecto inmediato de relajación.
  2. Marca espacios de descanso: Estés con lo que estés, si es la hora que te habías propuesto para desconectar, hazlo.
  3. Busca un momento para planificar el día siguiente: que no sea antes de ir a dormir ya que es momento para desconectar, pero busca un hueco para planificar el día siguiente
  4. Encuentra una actividad para desconectar: ​​Leer, practicar yoga, sacar a pasear el canario, lo que te vaya mejor como actividad de impasse entre la aceleración del día y la tranquilidad de llegar a casa.
  5. Planifica las comidas: Solemos comer mal por pereza de cocinar. Adelántate el trabajo, planifica las comidas y la compra y podrás hacer más en menos tiempo.

Son 5 puntos que no te costarán implementar. Es más, puede que ya los estés haciendo y no seas consciente. Si ya lo haces, hazlo de forma consciente. Si no, pruébalo!

Si te parece interesante el post y coincide que tu actividad para desconectar es la lectura, te recomendamos Elogio a la Lentitud (2004), de Carl Honoré, periodista canadiense autor del best seller sobre el Slow Life.

Y tú, ¿crees que un estilo más desacelerado puede generar más rendimiento? O por el contrario, cuando se tiene un objetivo en mente no se puede parar ni ser lento?