Creencias limitantes

La mayoría de las personas, hemos tenido grandes sueños de cómo sería nuestra vida y de qué cosas haríamos y viviríamos. Muchas ideas de quien queremos ser, qué queremos hacer o qué queremos tener. Pero muchas veces en cuanto han llegado los momentos de tomar las decisiones necesarias para emprender el camino para hacerlos realidad, muchos no se han atrevido. Se han sentido incapaces. O han sentido que no estaban preparados.

Porque ha pasado, que teniendo todos un potencial similar, algunos no se atrevan a desarrollarlo firmemente? Aquí puede haber diferentes tipos de respuestas dependen desde donde la contestamos. Una de las razones más grandes la encontramos en nuestros pensamientos. Podríamos decir que nuestra mente es como un disco duro, donde registrando palabras, ideas, vivencias y experiencias desde el minuto uno de nuestra vida.

Los primeros 7 años de la vida de una persona son claves, la mente del niño es como una esponja que registra todo, y todo es todo, a nivel de palabras, olores, emociones, tacto, cualquier estímulo lo da por bueno y lo guarda en su disco duro. Y es bueno, porque no tiene ninguna referencia, ninguna visión externa, ninguna información diferente. Él graba, graba y graba. Y estas grabaciones van conformando quien es ahora, cómo piensa, cómo siente y por tanto, como se comporta. Y es éste background el que actúa, como en automático en nuestro día a día.

Ahora bien, somos conscientes de todos estos registros? Nos potencian o nos limitan? Como los podemos detectar? En que nos afectan realmente? Los podemos cambiar? Contestar a estas preguntas nos ayuda a conocernos más y a partir de ahí poder hacer cambios en aquellas facetas de nuestra vida que queremos transformar.

Hacemos un pequeño repaso de frases famosas que todos hemos podido sentir. Algunas vienen de nuestros padres, con toda la buena intención, pero que limitan. Frases como vigila que caerás, no toques eso, no llores, no te pongas eso en la boca, si haces eso qué pensarán de ti, mira como te miran … Y cuando somos más grandes pueden venir las frases acusatorias que merman nuestra autoestima como: Es que eres un inútil, no sirves para nada, siempre haces igual. También salen las ideas castradoras de la prosperidad como: Si tienes dinero es que te has aprovechado de alguien, el dinero no hace la felicidad, el dinero corrompe, y la que se lleva el premio: vale más ser pobre y honrado que rico y tramposo. Otros que atacan la creatividad como: No sueñes tortillas y toca de pies en el suelo, quien lo querrá esto?, los artistas se mueren de hambre, etc.

Y muchas otras que no entraremos, pero que están en nuestro subconsciente colectivo, que crean un tipo de sociedad, un tipo de forma de comunicarnos con los demás para sentirnos aceptados, que pertenecemos a una comunidad.
Nuestras creencias limitantes son nuestros boicoteadores internos que aparecen cuando queremos hacer cosas nuevas fuera de lo establecido. Cuando queremos salir de la zona de confort, cuando queremos crear algo diferente. Allí surgen por no llevar a nuestra mente a un espacio fuera de su control.

El poder de las ideas limitantes radica en que afectan al subconsciente. El que actúa en automático y el que toma el 95% de las decisiones.
Ahora bien, lo que realmente tiene un valor para cada uno de nosotros es descubrir cuáles son nuestras creencias limitantes. Aquellas que nos alejan de lo que nos gustaría ser, hacer o tener en la vida. Y cómo lo hacemos? Auto observándonos, haciéndonos conscientes de los pensamientos, de la palabrería de nuestra mente a cada instante. Hacernos conscientes de las emociones que nos surgen de forma automática ante ideas, situaciones, conversaciones, comentarios, etc. Otro buen ejercicio es pedirte quién eres, y observa las primeras frases o ideas que te vienen a la mente, sin pensarlas y dejándolas que afloren libremente.

Y una vez detectadas, el siguiente paso es modificarlas, hacer la declaración que contrarresta la anterior. Pongamos algunos ejemplos:

  • Es que no soy lo suficientemente bueno. Cambiarlo por: Soy lo suficientemente bueno para salir adelante y creo en mi capacidad de crear lo que quiero.
  • Todo me sale mal. Cambiarlo por: Cuántas cosas buenas que tengo en mi vida, soy realmente afortunado y me siento súper feliz.
  • No puedo ser feliz hasta que no consiga …. Cambiarlo por: Elijo sentirme bien aquí y ahora, sentirme bien conmigo mismo y ser yo el que cree mi propia felicidad.

Pensar y actuar de esta manera nos hace proactivos en lugar de reactivos, nos empodera como seres humanos y eleva el sentimiento de quien somos. Que no somos un producto acabado, que tenemos las herramientas necesarias a nuestro alcance para transmutar lo que no nos ayuda, y que somos capaces de cambiar. Nuestra visión de cómo vemos el mundo y nosotros mismos se expande, crece nuestra autoestima y nos aproxima al verdadero potencial del ser humano.